Durante muchos siglos, la música y el sonido se han utilizado como herramientas para promover la curación y la meditación. Uno de los primeros instrumentos creados por la humanidad para ser utilizados para este propósito se llaman cuencos cantores tibetanos. Estos cuencos de metal, cuando se golpean, pueden crear sonidos contemplativos y celestiales, que resuenan como si el universo se estuviera manifestando en el alma de uno.
Un cuenco cantor tibetano es un instrumento musical que cuando se golpea, produce sonido a través de la vibración. Los cuencos cantores tibetanos vienen en una sola forma de campana invertida, pero vienen en diferentes tamaños, que van desde unos pocos centímetros hasta más de un metro de diámetro. Los más pequeños producen sonidos más delicados, mientras que los cuencos más grandes producen sonidos más profundos y con cuerpo. Para producir un sonido, los cuencos cantores tibetanos se pueden friccionar o percutir en el borde con una baqueta o maza. Cada método produce sonidos muy distintivos.
Estos cuencos se usan a menudo en entornos religiosos y espirituales, invocando meditación y relajación. También se pueden usar en la curación y para tratar diversas enfermedades a través de la terapia de sonido o sonoterapia. Los sonidos que producen los cuencos crean un tipo de medicina energética que puede reajustar las frecuencias del cuerpo, la mente y el alma. Tocar estos cuencos crea un efecto de centrado, que hace que los lados izquierdo y derecho del cerebro humano se sincronicen entre sí. Por lo tanto, diversas actividades como el yoga y otras formas de prácticas meditativas a veces emplean cuencos cantores tibetanos, ya que tienen la capacidad milagrosa de llevar al oyente a la paz y la tranquilidad.
